Aquí van algunos relatos hechos por niñ@s de 3ro y 4to de primaria sobre sus mascotas que nos emocionaron. Las queremos compartir:
Mi perro muerto por Cristóbal Gil Sejas de 3ro:
Hace mucho tiempo se murió un perro mío, se llamaba Rafael. Les contaré la historia: Una vez tenía un perro que sacábamos mucho a pasear. En una de estas que lo sacamos afuera lo envenenaron y en mi casa se murió. Y me pregunto si habrá ido al cielo o dónde irán. Rafael, te extraño.
Relato sobre una mascota por Dorian Fernández Ríos de 4to:
Yo tuve un perrito llamado Ringo. Era muy feliz con mi familia. Bueno, lo conocí cuando nací. Lo recuerdo muy bien: me recibió con un lenguetazo en la cara. Desde ese momento fue mi perrito. Fui creciendo y mi familia me llevó de viaje a mi otra casa que se encuentra en Yungas. Siempre jugaba con el ahí hasta que llegó a crecer y crecer y fue cuando ni una flota quería llevar a mi perrito, ni un avión, así que lo dejamos en mi casa y viajamos a Yungas. Después volvimos a mi casa de La Paz.Cuando llegamos ya estaba muerto. El veterinario habia dicho que había muerto de tristeza. Lloré seis meses y ahora, cuando llego del colegio, paso por su nicho que enterré en mi patio y sigo pensando qué le habrá pasado, me pregunto.
Relato de Juan Carlos Pinto Bravo de 3ro:
Yo tenía una perrita que se llamaba Chaquira. Era muy educada y muy divertida pero un día estábamos estacionados en una calle y la dejamos en el auto por un rato. Los ladrones se llevaron la movilidad con ella dentro. En vano la buscamos sin poder encontrarla. Yo quería tener otra mascota. A tanta insistencia compramos a Pillín quien no me dejaba dormir pues quería hacer pis a las seis de la mañana y si no lo sacaba, mojaba la cama y mientras yo iba al Kinder, él se portaba muy mal con mamá; decidimos regalarlo a una joven. Luego yo insistí en que me den otra oportunidad, así llegó a nuestras vidas CHAQUIRA 2 ...y la muerte del destino.
Raro animalito: no ladraba, no ventilaba por la boca, no se sentaba como perrito. Se sentaba a la mesa para comer; de la pizza solo comía lo más rico, además comía abejas, arañas, hasta comió plastoformo. Para ser hembra era muy ruda. En las noches se arrastraba como soldadito en la cama hasta ganarse un lugar entre mi mamá y yo; se comía los imanes del refrigerador. Creció tanto que cuando se paraba en dos patas casi me tumbaba. Tuvimos que trasladarnos y nadie nos aceptaba con ella. Le encontramos un hogar donde hoy es feliz.
FIN